No falla, esta pregunta cae siempre, y la razón es que la gente quiere ver la idea que estamos vendiendo, el esperanto, como un tangible: saber cómo suena, cómo se escribe, entre otros.
Sin embargo, tal vez deberíamos pensar en cómo responder no a ¿Cómo suena?, sino a ¿A qué suena?, porque construimos la realidad, nuestras concepciones, a partir de elementos que ya conocemos, sin importar si nos preguntan lo primero o lo segundo. Así que, ¿a qué suena el esperanto? Puede sonar a italiano, a ruso, a japonés, a inglés, a rumano, a una mezcla italiano-ruso-rumana, a castellano, a árabe, etc. ¡He oído absolutamente de todo! La teorización de por qué pienso que pasa esto te la explico identificando las variables que intervienen:
- Hablantes: la percepción de cómo suena puede variar significativamente según las palabras que uno use y el acento que tenga la persona en cuestión. No es que el esperanto sea un popurrí de lenguas, sino que se debe a las características de la audiencia, porque en esperanto aparecen rasgos de diversas lenguas, los cuales pueden ser reconocidos como familiares. Por ejemplo, en castellano nunca pronunciaríamos kv, mientras en esperanto es una traducción de qu o sonidos similares (quiz, cuatro…).
- Audiencia: dependerá de las lenguas que sepan hablar y con las que haya estado en contacto. Por eso a un inglés es más fácil que el esperanto le suene a castellano. Te puede sonar a una cosa u otra dependiendo de por ejemplo quién lo pronuncie.
A veces he hecho pruebas con gente que conozco, por ejemplo una vez le puse una canción en esperanto a un amigo y le pregunté si sabía qué idioma era, y me dijo que obviamente estaba en inglés.
Ahora, te pido: dime algo en esperanto. Sí, píensalo. ¿Qué me dirías? Es la típica pregunta con la que nunca sabemos qué decir. Pero yo te propongo dar a esta cuestión incómoda una estrategia: te voy a proponer lo que debes decir y por qué deberías hacerlo. Empieza la búsqueda del saber qué -conviene- decir.
Como he explicado, el esperanto puede sonar diferente a las personas. ¿Sería conveniente decir Mi nomiĝas Enric kaj mi parolas Esperanton? No, porque la palabra “parolas” suena a los hispanohablantes realmente demasiado a italiano (lo tienen muy claro), y se pueden crear prejuicios negativos (sí, también los hay positivos), como ¡Es una lengua europeíiiiiiista/imperialistaaaa!. Tampoco conviene dejarlo al azar y escupir mucho Ŝ, Ĝ y Ĵ junto, porque va a sonar normalmente peor todavía a este público. Es muy importante la primera impresión, porque ya sea una lengua o una persona, esta persistirá en el tiempo y será difícil de cambiar.
Las personas asociarán la o las lenguas que reconozcan a unos valores. Por ejemplo, si le parece que suena a inglés, me da la sensación que normalmente van a valorarlo mucho más en positivo que si le suena a lenguas del este de Europa (y pocas veces saldrá el prejuicio imperialista). Que podemos aceptarlo o no, y es discutible, pero podemos aportar argumentos psicológicos. Aparte, podemos volver a sacar el valor propedéutico (el esperanto facilita aprender otros idiomas) si utilizamos palabras en una lengua objetivo, es decir, una en la que estén interesados.
¿Entonces, qué podemos decir para conseguir el mayor impacto posible? El año pasado se me ocurrió una idea: utilizar el comienzo de Don Quijote, porque suena muy bien a los hispanohablantes debido a la similitud fonética (quien lo tradujo además era un genio en este arte) y porque la gente tiende a sentirse atraída por lo que les resulta más familiar. Que sea una obra que probablemente una minoría se sepa algo más que citas famosas, o que la gente se lo compre para impregnarse ante sí mismo y los demás como una persona culta, no nos resulta relevante, aunque quería ponerlo de manifiesto.
El fragmento que empleé fue únicamente el siguiente, pero puedes leer el primer párrafo aquí:
En vilaĝo de La Mancha, kies nomon mi ne volas memori, antaŭ nelonge vivis hidalgo […]
Pienso que con este fragmento aportamos más valor, tanto por las razones aportadas antes como por una relación más: el esperanto tiene cultura, incluso la tuya, y hacemos esa especie de transferencia de prestigio.
Y bueno, después de esto, solo me queda comentar que lo gracioso es que el esperanto no suena a nada, porque cuando haces la lengua tuya, es sencillamente tu lengua, igual que a mí el castellano de Valencia no me suena a nada. Y decimos que quien mejor habla esperanto es aquel que no permite identificar su país de procedencia. Esta es una expresión más del carácter democrático y descentralizado del esperanto; piensa por ejemplo en el inglés, que si no tienes el acento del lugar de donde viene, te dicen que no sabes hablarlo o que lo hablas mal.
P.D.: Quería publicar algo antes de irme a Francia (estoy en el aeropuerto), así que he tenido que escribir rápido.
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